Finalmente había llegado el día. La mañana era gris y lluviosa, Alice se había levantado temprano esa mañana, se había puesto una delicada blusa de seda blanca, con un pantalón de tono marrón y un chaleco verde oliva. Como si supiera que los hermosos vestidos que usualmente disfrutaba usar no fueran adecuados hasta que su misión no se completara. Cuando estuvo lista sintió el canto del ave que usualmente la despertaba, pero como siempre, no vio nada cuando giro su cabeza salió de su habitación mientras el crepitar de las gotas en el tejado le impedía escuchar sus pasos. Sus risos recogidos en una coleta con una cinta verde se movían ligeramente con cada paso que daba, y al llegar al comedor yuki y kain la esperaban.
Ambos sabían lo importante que era este día,
hoy el destino de cliow y de Alice se definiría. Si perdía la prueba de hoy
contra D’ravn debería retirarse ante la decisión de los generales de la
resistencia, nadie creería en ella ahora si no contaba con el apoyo de ellos. Antes
de salir rumbo a fénix kain la detuvo
-
Sé que siempre llevas a ese
tonto sirviente contigo por qué es lo más conveniente ahora, pero cuando seas
tengas la confianza de todos llévame contigo, yo te seré de ayuda.
-
Pero kain - contesto ella
nerviosa - aun no sé si lograre pasar la prueba de hoy, la última prueba la
pase no sé por qué, y la verdad me siento insegura al respecto….
En ese momento kain piso su dedo sobre los
labios de la princesa y le dijo:
-
Estarás bien, yo lo sé. Eres fuerte, eres inteligente, y
sobre todo, tienes el corazón de un monarca.
Dichas estas palabras se acerco y beso la
frente de Alice, ella se sonrojo y dio un paso hacia atrás.
-
Kain – dijo ella con tono de
reproche
-
Te aseguro que ahora te sientes
menos nerviosa cierto? – contesto él mientras sonreía.- ahora ve, hay un futuro
que te aguarda.
Yuki la esperaba enfrente de la puerta,
pero justo antes de girar la perilla inspiro hondo y la miro.
En los ojos de yuki había un sentimiento
muy confuso para que Alice lo entendiera. Era tristeza, pero a la vez alegría. Había
melancolía inmensa en su mirada pero también afecto, tal vez algo más allá de
simple afecto. Después de unos segundos la abrazo, la abrazo con fuerza, como
si temiera dejarla ir, pero como si a la vez se sintiera orgulloso de ella.
Alice confundida, solo lo abrazo devuelta,
pero noto algo que jamás había podido ver, sus brazos no podían abrazarlo por
completo, y él era mucho más alto que ella. Por algún motivo jamás había caído en
cuenta de que en realidad el era fuerte, era alto, y era un guerrero. Un guerrero
destinado a protegerla.
Finalmente, la soltó y giro la perilla. En la
puerta apareció la figura de un fénix y ambos caminaron hacia el oscuro túnel. Cuando
finalmente salieron, Alice era una monarca. Su paso firme y el tic tac de sus
botas de campaña sobre el adoquinado del castillo cautivo la atención de todos
los soldados. Camino con dignidad hacia el mayordomo de D’ravn que la esperaba
con una sonrisa.
-
Bienvenida, su alteza. El general
la espera.
En fénix llovía también ese día, las gotas caían
sobre el patio central, ese día los soldados no combatían, todos estaban expectantes.
-
Puedes retirarte William dijo D’ravn
cuando Alice estuvo frente a él.
La había llevado a un salón amplio en el
que no había más que unos poco muebles contra las paredes.
-
Me alegra que de algún modo
previniera que tipo de reto seria este, princesa. En efecto, me temo que un
vestido como los que siempre usa habría sido una seria desventaja para usted.
Ella permanecía inmutable mientras el
general hablaba.
-
Como bien sabe, si decido darle
al concejo mi veredicto de que es usted competente, eventualmente usted deberá dirigir
a mis hombres, deberé poner la vida de los jóvenes que he entrenado, la vida de
mis camaradas, en sus manos. Es necesario que yo compruebe primero si es usted
digna de esa responsabilidad. No hay mejor forma de probar a un general que en
un combate directo, eso decía su padre. Es por eso que hoy usted combatirá conmigo.
Se aproximo lenta y trabajosamente a un
armario, que se encontraba contra la pared. Al abrirlo se pudieron ver una gran
variedad de armas, espadas largas y cortas, arcos, flechas, ballestas,
cuchillos, jabalinas, alabardas, lanzas y muchas más, tantas que ella jamás había
visto algo igual.
-
Elija sabiamente vuestra arma,
princesa. Dijo el general.
Ella se aproximo con lentitud y extendió su
mano para tomar un arma. Pero se detuvo.
Espero unos segundos mientras contemplaba
todo lo que había en el armario, sus ojos se posaron sobre una espada, era diferente
de la que yuki usaban era más delgada, y se encontraba en una vieja y
polvorienta funda. Su mango estaba decorado por cintas de ceda rojas y negras,
entrelazadas unas con otras, era una espada larga, pero más corta que las
normales.
Sin pensarlo dos veces tomo la espada y la apretó
con fuerza contra su pecho.
-
He tomado mi decisión, esta será
mi arma.
Al examinar la elección el general pareció hacer
una mueca de sorpresa, y mientras giraba , parecía esbozar una sonrisa en sus
labios. Pero nadie podría haber visto aquello. El rostro de piedra de aquel
antiguo guerrero debía permanecer imperturbable.
-
Veo que ha optado por un arma
que no conoce, guiandose solo en su instinto. – dijo el general mientras
caminaba hacia el otro extremo de la habitación. – es una elección interesante,
pero debemos ver si la suerte estará con usted el día de hoy.
Finalmente giro con una velocidad que nadie
hubiera creído posible a la edad que mostraba.
-
Entonces que la batalla
comience – dijo con calma mientras desenvainaba su espada.
bien eso fue todo por hoy n-n
No hay comentarios:
Publicar un comentario