Kain nadaba por el jardín del castillo del desierto
mientras el sol que se filtraba por la arena iluminaba todo de forma tenue pero
deslumbrante. Era un pequeño y alegre niño de cabellos blancos y ojos negros,
su pequeña cola de pez era fuerte y el se movía con soltura por todo aquel paisaje
surrealista, cuando una dulce y conocida voz lo sacaba de sus pensamientos.
-
Kain, kain aquí estoy – decía la
voz de una niña- kain ven pronto mira lo que encontré.
El niño se apresuraba y encontraba una
linda niña de bucles hermosos y delicado vestido observando unas plantas de
color violeta que se abrían y cerraban continuamente.
-
No es interesante? – decía la
niña sonriente
-
Claro que si Alice – contestaba
el muy feliz
-
Es una planta come hombres – decía
la voz de un hombre detrás de los niños
-
Padre!!!! – gritaba con alegría
el niño mientras se acercaba al tritón de blanca y larga barba – que haces aquí?
-
Pero que dices niño – decía la
voz de una mujer –nosotros siempre estamos aquí, igual que tus hermanas y tu
prometida, Alice.
-
Madre!!! – decía kain entonces
En ese momento aparecieron las hermanas de
kain por detrás de un muro.
-
Así es kain – decían al unisonó
– porque pareces tan confundido? Así es como siempre ha sido
-
Claro que si, sucede algo malo
kain? – decía la niña observando con afecto.
-
Claro que no sucede nada, todo
es perfecto – respondía el con dulzura, como si negara algo que en el fondo
sabia.
En ese momento el sentía como su aleta era
atrapada por algo y el era jalado hacia el jardín, y nadie veía nada, todo se
comenzaba a ver oscuro, su padre y su madre reían mientras se desvanecían poco
a poco, y la planta violeta crecía y crecía, para atrapar a sus hermanas en un
capullo. El niño gritaba y lloraba, pero nadie veía nada, entonces Alice
comenzaba a caminar en dirección opuesta mientras decía con tono inflexible:
-
adiós kain, ya no nos
volveremos a ver.
-
No te vayas, no te vayas –
gritaba él en medio de su desesperación – por favor, eres todo lo que me queda
no te vayas
-
Pero de que hablas? – decía ella
girando, convertida en la joven que el ahora conocía – yo tengo a yuki a mi
lado, no te necesito.
-
Noooooooo espera – decía él
mientras era tragado por la oscuridad.
En ese momento despertó del hermoso sueño
que se había convertido en pesadilla. Jadeaba aun por el miedo y la desesperacion
que había sentido, pero ahora recordaba todo. Tenía puertas humanas, estaba en león,
en su habitación. Sentado en su cama contemplaba sus piernas aun algo incrédulo
y finalmente decidió levantarse en medio de la oscuridad.
Suspiro finalmente más tranquilo mientras
admiraba la luna de pie en el techo. El helado aire de la noche en el desierto
lo regreso al final a la realidad.
-
Que me sucede? – se decía a sí
mismo – eso fue un sueño? Pero, jamás había soñado, que se supone que esto
signifique?
Finalmente regresaba a su habitación,
cuando al pasar por la puerta de Alice decidió ver como se encontraba ella. Con
la puerta entre abierta observo a la princesa que dormía apaciblemente.
-
Al menos ella tiene dulces
sueños – se dijo para sí mientras sonreía – se ve muy linda mientras duerme,
espero que pueda descansar lo que necesita.
Entonces el cerro la puerta dejando a la
princesa con sus propios sueños.
Estaba una vez más frente a la jaula de
plata, con la hermosa mujer atrapada por las bestias, pero por algún motivo
estas se veían un poco más lejos de ella que la última vez.
-
No deberías enojarte tanto
conmigo mi niña – decía la mujer de largos y negros cabellos.
-
Es por tu culpa que yuki se ha
ido – decía ella muy enojada
-
Pero es su decisión, además no
puedes negar que te he ayudado
-
Es cierto – respondía ella
pensativa - es un problema que no pueda recordarte cuando me encuentro
despierta, y agradezco las pistas que me has dado durante mis pruebas pero aun así….
-
Te equivocas - decía ella con calma
– aquello lo has recordado por tu cuenta, por que los has creído mejor así,
puede que parezca que soy yo quien te guie, pero si no creyeras que mis
palabras son ciertas jamás lo harías así.
-
Eso no evita que me moleste que
tomaras mi cuerpo de ese modo
-
Tu afecto por ese joven mago
son sinceros, no es así?- decía ella con ternura maternal - Pero por favor
entiende, eres la sacerdotisa de la luna, si la guerra termina, los espíritus podrán
volver a ser libres, la magia circulara, y es por eso que cuentas con nuestra
ayuda incondicional.
-
Lo aprecio enserio pero…que se
supone que haga en retorno por esa ayuda?
-
Nada que se oponga a tus
ideales, mi pequeña, por ahora debes salvar a cliow, tal vez mas adelante
comprendas todo, pero ahora no puedo decirte mucho mas, como sabes este hechizo
me impide revelarte el futuro, y aun si lo hiciera, lo olvidarías.
-
Descubrir? – contestaba ella a
un muy confusa – hay algo que aun no se?
-
Hay un pasado, mi querida niña,
ese pasado es una temible telaraña, que nos atrapa a ti, a mí, a tu amado mago
y a muchas otras personas a las que amas, tal vez… tal vez si la guerra
termine, podrás conocer la verdad, y si es así tal vez tú puedas salvarnos a
todos, y librarnos de la pesada carga que pesa sobre nosotros.
-
Pesada carga?
-
Hay muchas cosas que no te
puedo decir, pero sé que a su debido tiempo las conocerás.
La jaula se desvanecía, y una vez mas todo
era negro, mientras tanto un pájaro azul cantaba en la ventana de Alice, era un
nuevo día, un nuevo día para ver a d’ravn, para enfrentar su destino.
eso ha sido todo por hoy espero que lo hayan disfrutado
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