
El sol de la mañana se filtraba por sus
cortinas y sus lágrimas ya secas en su rostro aun mantenían fría su almohada,
ella abrazaba con fuerza ese níveo oso de peluche. Alice no reposaba en su
alfombra sino en su cama, en la noche alguien la había cargado hasta allí y la había
arropado con delicadeza.
El ave de color azul ya había desaparecido
de la ventana y la princesa se preparaba para salir. Lavo sus blancos cabellos
y se puso un vestido de lino blanco adornado con una cinta del color de sus
ojos. Antes de salir dio un vistazo al delicado juguete que pacientemente
reposaba en su cama, como si esperara algo. Sin pensarlo dos veces ella se
apresuro y dándole un beso en la frente lo volvió a dejar en su lugar.
-
Me esforzare hoy yuki, no te
preocupes – murmuro antes de dejar la habitación.
Cuando llego al comedor todo estaba
dispuesto como siempre lo estaba, la mesa, la comida, pero solo había dos
platos. Kain ya la esperaba en la mesa mientras leía un periódico.
-
Buenos días- dijo ella con un
tono de fingida alegría.
-
Buenos días princesa – dijo kain
con una sonrisa – te ves mejor hoy.
-
Estoy mejor, gracias. No puedo decepcionar
a yuki, después de todo el tomo esa decisión por mi bien.
Kain pareció suspirar y luego dijo lleno de
animación:
-
Deberías comer bien hoy, nos
espera un día largo.
-
Un día largo? – contesto ella
algo confundida mientras untaba algo de mantequilla a una tostada
-
Así es, ese sirviente tuyo te
ha tenido encerrada todo este tiempo en esta mansión no? solo has ido a los
cuarteles generales y nada más. Hoy me voy a asegurar de que conozcas tu reino.
-
Pero no es peligroso? Después de todo hakushaku puede estar
enterado ya de mi llegada, incluso si no, yo se que él puso todas esas normas
que restringen a las mujeres para que si algún día volvía no me pudiera mover
con libertad.
-
Has olvidado con quien hablas? –
dijo kain con una sonrisa llena de orgullo – soy el rey del desierto, desde que
deje mi reino he estado haciendo labores de espía para la resistencia, para mi será
pan comido.
-
Espía?
-
Así es, aunque por hoy lo mejor
será que solo recorramos león, ni siquiera lo conoces cierto? Después de todo
es la única de las ciudades sagradas que ha logrado permanecer igual que en los
tiempos de esplendor, si sabes cómo era todo antes, luego desearas aun mas
recuperarlo.
-
No entiendo del todo lo que
quieres, pero confiare en ti – y luego dijo con una sonrisa infantil - cuál es
nuestro primer destino capitán?
Ver de repente el radiante rostro de Alice encendió
las mejillas del joven rey quien giro su rostro en cuanto se dio cuenta del
efecto que le producía.
Luego, más sereno, se levanto de su silla y
tomando la mano de la princesa dijo, “vamos hay mucho que conocer.” Ella sonrió
una vez más, por un momento olvidaba cuanto extrañaba a yuki.
-
Primero – dijo él cuando se
encontraban bajo el radiante sol- vamos al mercado, amaras cuan lleno de vida
esta.
Los ojos de Alice se deslumbraron, vio una
multitud de tiendas de diversos tipos, había algunas alojadas en enormes
edificios de cristal, que contrastaban con los caminos adoquinados de la
ciudad, y también estaban los toldos de colores que inundaban una calle dando
la impresión de un arcoíris impresionante, en cada una había algo nuevo algo
diferente, había joyas brillantes, telas finas, fruta fresca y fragancias de
flores en frascos que brillaban como el sol. En todo aquel recorrido Kain no
desviaba su mirada de la princesa, mientras ella recorría como una niña llena
de emoción los toldos y los edificios de cristal con puentes colgantes que los
conectaban entre sí, el solo la observaba a ella con una sonrisa en su rostro.
-
No hay algo que quieras? –
pregunto kain cuando estaban en la cima del edificio más alto – lo que desees
puedo comprarlo para ti.
-
No gracias – contesto ella
llena de ternura – todos estos objetos son muy lindos, pero no hay algo que me
indique que debe ser mío ahora.
Entre las maravillas de ese mercado paso la
mañana y cuando el sol se encontraba en su cenit kain dijo:
-
Vamos, aun debes conocer muchas
otras cosas.
Pasaron por grandes plazas, algunas tenían obeliscos
en su centro y otras gigantescas fuentes, Alice comprendió cómo funcionaba la ciudad
entonces, había una plaza principal, cuatro secundarias y ocho que daban con
los límites de la ciudad, una hermosa e imponente muralla, en cada plaza había en
general algo distinto, y cada una estaba rodeada por casas o mansiones, y cada
una se conectaba con las cuatro más cercanas mediante callejuelas estrechas. La
gente parecía feliz y tranquila en todos los rincones de la ciudad, y Alice pensó
entonces en cuan feliz seria si todo cliow pudiera ser de ese modo.
Finalmente llegaron a la plaza central y se
encontraron en frente de un imponente edificio de altos torreones y finos
adornos, las estatuas adornaban su entrada, y grandes puertas permitían que las
personas pasaran al interior, a medida que Alice se acercaba vio como cada
pequeño detalle de la construcción estaba formado por alas de piedra, de
diversos tipos y tamaños, y que cada estatua representaba a un humano alado.
-
Kain, que es este lugar? –
murmuro ella mientras entraban al edificio que despedía un hermoso olor a
incienso
-
solía ser un templo a los
dioses de cliow – contesto el – hace mucho que nadie cree en ellos, pero todos
vienen aun a este templo a pensar, y a dejar sus deseos, esperando que, de algún
modo, se hagan realidad.
-
Es un lugar hermoso – contesto Alice
con si mirada fascinada ante todos los detalles del santuario.
Ninguno de los dos lo noto, pero mientras Alice
permitía que su corazón se llenara con el delicado olor del incienso y que sus
ojos se extasiaran con la arquitectura, el anillo comenzaba a brillar, poco y
de forma tenue.
Una vez abandonaron el enorme edificio el
sol declinaba, y mientras caminaban hacia la mansión, kain se preguntaba si podría hacer realidad el
deseo que había depositado junto a tantos otros en el santuario.
Después de todo, el siguiente seria otro día,
en el que Alice debería empezar un nuevo camino por si misma.
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