
La princesa estaba confundida, no lo entendía,
acababa de perder la partida del juego, y aun así, ese extraño hombre afirmaba
que había pasado la prueba. Qué demonios sucedía? , Que motivos había tras esa acción?
Estas preguntas circulaban por la mente de Alice,
pero en el fondo, había un sentimiento cálido, pero este no provenía de su razón,
no , este sentimiento provenía de su corazón, era gratitud.
Pero claro, ella misma no podía nombrarlo,
no sabía a ciencia cierta que era o
que lo motivaba. En ese momento su cabeza y sus pensamientos estaban
terriblemente enredados, pero algo prevalecía mientras ella caminaba con
velocidad hacia la enfermería del castillo, estaba preocupada por yuki. Habría sufrido
mucho? Era claro que se había desmayado, ella había visto como los soldados lo
retiraban del “tablero”, totalmente inconsciente; pero no había escuchado un
solo gemido o grito de dolor de parte del caballero.
A pesar de todo trataba de mantener la impresión
que ella y yuki habían tratado de crear con esfuerzo, frente a las tropas. Ella
debía ser una fría y regia princesa, no había otra cosa que pudiera hacer. Sus lagrimas
no serian derramadas fuera de león, eso era inadmisible, pues cada aspecto de
su conducta podía influenciar de una u otra forma, si bien no la actitud de los
generales, cuando menos la de los soldados, de cuya decisión dependería pronto.
Y aun así era posible ver su ansiedad cuando seguía a William , el mayordomo de
d’ravn hacia la enfermería.
Yuki estaba dormido en una camilla en
cuarto aparte del recinto. Todo era particularmente blanco y no había muchos
heridos en la enfermería, ella reconocían con facilidad a los que acaban de
participar en el juego recostados en alunas camillas, aunque consientes y
varios preparándose para levantarse.
En el fondo, poder ver a esos soldados
recobrados de su dolor, y a salvo la tranquilizo, por primera vez experimento un
sentimiento que la acompañaría por el difícil recorrido de la guerra que ahora debía
realizar, era el sentimiento de amor, y de protección hacia aquellos que apenas
y había visto, el sentimiento de afecto de un gobernante.
Pasaron por las hileras de camillas hasta
llegar a ala aparte donde yuki se encontraba, en las camillas de alrededor no había
nadie, y la camilla era la última de la hilera, junto a una ventana.
William se retiro en silencio, y Alice
camino lentamente hacia donde reposaba el joven mago. Al verlo recostado en la
camilla parecía reposar con tranquilidad, con sus negros cabellos cubriendo
parte de su rostro ligeramente moreno.
Ella se sentó el un butaca que se
encontraba junto a la camilla, con lentitud alargo su mano a la cabeza de yuki,
primero la retiro rápidamente, pues cayó en cuenta de que alguien podría estarla
observando desde el ala anterior, pero nadie hacia tal cosa, solo estaban ellos
dos.
Una vez más extendió su mano y con delicadeza
retiro los cabellos que cubrían el rostro de yuki, y antes de darse cuenta
estaba desordenando la cabellera del joven. Con ternura, como si él fuera un
niño al que tratara de dormir, acariciaba su cabeza. Luego sus mejillas, su
rostro.
-
Yuki, lo siento – decía en voz
muy baja – mira lo frio que estas, se que solo estas dormido, pero me lleno de
terror al pensar que no te pude proteger como debía, prometo que esto no volverá
a suceder, no dejare que por mi debilidad sufras, me hare fuerte, tu ya te has
hecho fuerte por mi ahora es mi turno, seré una gobernante digna de un
magnifico amigo como tú. Lo juro.
Dichas estas palabras, ella bajo su cabeza,
cerrando sus ojos, lentamente y sus labios tocaron con gentileza la frente del
apuesto guerrero. Con igual lentitud retiro su rostro, y poso una mirada de
afecto sobre él.
“Te ves adorable cuando duermes yuki -
pensaba ella - pero es una lástima que las únicas veces que te puedo ver con
ese tranquilo rosto es cuando has debido sufrir por mi causa, y eres lastimado
a causa de mi debilidad, lamento ser tan impotente”
Ella no lo podía ver en ese momento pero,
la espada de yuki, con el hermoso dragón tallado a su alrededor emitía una débil
y blanquecina luz, en ese momento yuki y el dragón conversaban.
-
Pero es insoportable – decía yuki
enojado mientras recorría enojado una estancia de apariencia imperial, con
altas columnas rojas que llegaban hasta el techo, y finas alfombras en el
suelo, hermosas cortinas con aves de oriente adornaban la estancia y en el
centro estaba el joven o mejor dicho, el dragón con forma humana, con sus ropas
imperiales intactas y su cabello plateado cayendo sobre los finos almohadones que
adornaban el hermoso trono en el que se encontraba.
-
Es algo que ya sucedido no
tiene remedio, humano. – contestaba con calma el dragón
-
Pero es que no tiene sentido, porque
a Alice sama?- seguía diciendo yuki muy enojado
-
Eres un devoto sirviente
muchacho, y tu frustración es prueba de ello, pero enojándote al respecto no
aganas nada, las acciones para remediarlo es lo que harán una diferencia.
-
Aun así, daría cualquier cosa
por poder regresar el tiempo e impedir que ese espíritu la tomara
-
No hables de ese modo, sabes
que ese tipo de magia es tabú, ningún humano que haya usado tal cosa h tenido éxito,
y más aun, ninguno ha sobrevivido.
-
Pero yo haría cualquier cosa
por Alice sama.
-
Cálmate un poco – dijo con ímpetu
el hermoso monarca – serias capaz incluso de abandonarla? De dejarla a su
suerte? Morir ahora es de cobardes, es huir de la lucha antes de que inicie con
el pretexto de una causa noble, lucha, permanece a su lado y has cuanto puedas.
Yuki pareció calmarse tras estas palabras y
respiro profundamente.
-
Recuerda el credo de los
magos-continuaba hablando el dragón - “el destino puede ser cambiado solo desde
el presente, no pretenderé cambiar lo sucedido, intentare cambiar el futuro” en
medio de tus sueño estudiaste la magia en las bibliotecas o me equivoco? El decálogo
bajo el que los usuarios de magia se rigen debe estar en tu memoria si falta, más
que nadie yo entiendo tu frustración.
Tras dicho esto yuki levanto la mirada al dragón,
en el rostro de ambos había tristeza.
-
pero tu temperamento no te
llevaran a ningún lado, ahora eres tú de quien ella depende, haz lo que debas
hacer y no caigas en la tentación de intentar aquello que está prohibido, yo te
acompañare en tu camino, joven guerrero, por eso te he elegido como mi maestro,
no me decepciones. Por ahora despierta, hay alguien que te espera.
Dichas
estas palabras la hermosa habitación imperial comenzó a desaparecer, y el contexto
con serenidad “si” a su interlocutor. Pronto empezó a sentir la calidez de una
mano sobre su cabeza, y cuando abrió los ojos de intenso azul, vio a Alice
sentada a su lado acariciando su cabeza una vez más.
Apenas sus miradas se cruzaron ella tímida
retiro su mano rápidamente, y se sonrojo con delicadeza, mientras decía:
-
como te encuentras yuki?
-
Alice sama – dijo él con algo
de sorpresa – donde estamos?
-
En la enfermería de los
cuarteles de fénix – contesto ella – te desmayaste después del último juego,
aunque no has dormido por más de 15 minutos, así que no te preocupes. Te duele
mucho?
Yuki noto un fuerte dolor en su hombro
izquierdo, aunque no había herida alguna. Cuando lo movió no pudo reprender su expresión
de sufrimiento.
-
oh no, parece que aun te duele –
dijo ella con rostro de preocupación
Él le sonrió y alargo su mano derecha hacia
su hombro, la mantuvo allí unos segundos y luego dijo:
-
no te preocupes princesa, puedo
sanar mis heridas con mi magia. Estaré bien.
Ella sonreía y decía – cuanto me alegro,
yuki -
Finalmente, incapaz de contener sus
lagrimas por más tiempo, comenzó a llorar en silencio, mientras abrazaba a
yuki, quien en un principio sorprendido ahora solo se limitaba a esperar que su
llanto cesara, el también sabia, que por ahora podían dejar de fingir que no
eran más que un amo y un sirviente.