viernes, 10 de mayo de 2013

UN LUGAR PARA REGRESAR - CAPITULO 54

lamento mucho no haber escrito absolutamente nada en tanto tiempo T-T a estas alturas fijo ya ni tengo lectores XD pero bueno aqui hay un capitulo espero bolver a escribir en algun punto cercano del tiempo.

-          Que hakushaku sabe que estoy aquí? – dijo Alice exaltada por la noticia
Todos en el café miraron con recelo a la mesa de ambos tras la exclamación, era obvio que si bien la guerra no había derribado las murallas de ninguna ciudad sagrada, el miedo al dictador y el hecho de no poder salir de la ciudad resultaban latentes en los habitantes.
-          Jajá, parece que he leído mal en este libro – dijo ella con una risilla nerviosa al notar la reacción a su alrededor, tras lo cual todo pareció regresar a la normalidad – tengo que ser mas cuidadosa
-          Debes ser mas cuidadosa – dijo  kain en un murmullo – recuerda que aun nadie más sabe que estas aquí, león es seguro por ahora pero es mejor no despertar sospechas.
-          Lo se, lo se – contesto la princesa algo avergonzada – lamento que debas cuidarme de este modo kain, pero estoy muy agradecida por todo lo que haces.
-          No te preocupes, para mi será un placer escoltarte hacia el trono una vez todo esto haya terminado.
 Las palabras de kain cuando hablaba con Alice estaba salpicadas de una cierta madures, indulgencia y dulzura que hacia que la princesa se sintiera segura junto al monarca , esto la eclipso por un instante hasta que una duda asalto su mente.
-          Kain – dijo tímidamente ella – si tenías algo tan importante que decirme ,¿ por qué no me lo has dicho en la mansión? Después de todo era algo riesgoso decírmelo aquí mismo
-          Entiendo el motivo de tu duda, pero si esperas un segundo podre aclarártela de inmediato.
Después de haber dicho esto kain lanzo una mirada hacia el centro de la plaza en donde se erguía el gigantesco obelisco cuya sombra formaba un reloj de sol en la plaza.
-          Creo que ya es tiempo, debemos seguir por aquí princesa, no hay tiempo que perder si desea s estar a tiempo para la junta de esta tarde. – dijo el mientras se levantaba de su asiento
-          Pero ese junto se llevara a cabo dentro de varias horas, tenemos mucho tiempo.
-          No para lo que debemos hacer.
Tomando la mano de la confundida princesa, el caballero la condujo por las calles siguiendo por callejuelas cada vez mas estrechas en donde se veían briznas de maleza floreciendo entre los adoquines del suelo con mas frecuencia a cada paso, hasta que estuvieron frente a una pequeña tienda que parecía rodeada casi por completo de verde. Sobre su entrada había un gran letrero que decía la única palabra “antigüedades” no había otro indicio que permitiera llegar a ella si no se conocía el camino.
Al entrar empujaron una puerta de madera que crujió como si no hubiera sido abierta en mucho tiempo y mientras una nube de polvo se alzaba por el movimiento de la puerta una campanilla oxidada anunciaba que ellos habían entrado. El aspecto de la tienda no mejoraba adentro, se podían ver montañas de cosas amontonadas y gruesas capas de polvo cubriéndolas. Los objetos que se podían admirar en la tienda eran sumamente variados, hasta el punto que era imposible determinar un patrón respecto a los mismos, había desde finas porcelanas hasta collares de fantasía, desde ruedas rotas hasta hermosas espadas, todo amontonado contra las paredes dejando un pequeño pasillo que guiaba hacia un aparador de cristal detrás del cual se veía una cortina de vivos colores hecha de seda, la cual parecía provenir de otro tiempo ya que era lo único en toda la tienda que no lucia irremediablemente viejo y Todo esto era eliminado por el sol que se filtraba por un pequeño tragaluz en el techo.
Kain caminaba con pasos seguros por el pasillo mientras Alice tímidamente caminaba detrás de él. Las pisadas dejaban marcas en la gruesa capa de polvo a medida que se movían, mientras los rayos de luz hacían destacar los variados objetos  por momentos. Finalmente frente al aparador kain dijo :
-          Maestro, se encuentra en casa? He venido tal como lo prometí
De inmediato de la parte de atrás del aparador surgió un anciano de cabellos canos y tez arrugada, que pareció materializarse de la nada.
-          No tienes por qué gritar, muchacho, estoy justo aquí – dijo el hombre con una voz mucho mas clara de lo que podría esperarse para alguien de su edad
-          Lo siento, pero creí que se encontraba usted en la parte de atrás, como ve he traído a la persona con la que deseaba que hablara.
El maestro dio una mirada desdeñosa a la espalda de kain y vio a la tímida y delicada figura de la princesa aun en ropas de batalla.
-          Aun no comprendo que asuntos puedes tener conmigo – dijo después de un corto examen
-          Usted tiene algo que necesitamos en su tienda, por favor permítanos  buscarlo. – contesto el rey algo desesperado
-          ¿ ustedes buscando algo en mi tienda?  Eres bastante tonto ¿no? , esta no es una tienda para personas es una tienda para objetos, si el objeto en cuestión desea ser encontrado les permitirá que lo encuentren, de lo contrario pierden su tiempo.
-          Es por eso que la he traído a ella conmigo, ella es quien debe encontrarlo.
Entonces observando a Alice el anciano la examino una vez más, esta vez con más interés:
-          Si pierden su tiempo o no, no es cosa mía, pero si ella debe ser encontrada, si algo en esta tienda la esta buscando, entonces no tengo nada que me  haga querer meterla.
El anciano entonces acerco una butaca  y se sentó mientras limpiaba con un pañuelo unos lentes redondos.
-          Hace mucho tiempo que nadie entra en esta tienda, espero que seas encontrada  - agrego finalmente el hombre.
Alice empezó entonces a mirar por la tienda en busca de descubrir que era lo que debía encontrar, busco de ese modo por mucho tiempo sin encontrar nada, no sabía siquiera que era lo que buscaba, durante todo ese tiempo kain simplemente la observo desde una esquina de la tienda, inexpresivo, como esperando algo, ella se movía y movía los objetos pero aun así no sentía nada, hasta que finalmente, frustrada, se detuvo un momento.
Era inútil preguntarle a kain que era lo que buscaba, estaba claro que eso debía descubrirlo ella, así que decidió pensar, pensar a fondo que podría ser lo que ella debía encontrar, y mientras divagaba en esa idea algo la asalto, las palabras de el anciano retumbaron en su cabeza “ esta no es una tienda para personas, es una tienda para objetos” . Todo se hiso claro en su mente entonces, ella no debía buscar, ella debía ser buscada; pero la pregunte era ¿ que debía buscarla?
En ese momento su blanca mano se posó en la fina espada extranjera que llevaba en su cinturón, debía tratarse de algo de vital importancia si kain la había traído hasta allí con tanta prisa, y tampoco debía de tratarse de algo fácil de conseguir, si se requerían tantas horas para ello, Alice confundida pensó entonces “y si se tratase de algo que debe encontrarme como esta espada lo hiso?”
Ella estaba consiente que esa espada había sido la que la había elegido a ella desde ese momento, no fue coincidencia que d’raven hubiera puesto esas espadas en el armario y que entre ellas se encontrara un arma tan peculiar, en efecto no era un sable como el de los demás guerreros y desde el primer momento Alice había podido sentir como este la llamaba desde su funda. Al final se decidió a cerrar sus ojos, esperando que de alguna forma la respuesta llegara a ella.
Los minutos en mudo silencio pasaron, y la mente de la princesa se desocupaba poco a poco y de a momentos empezaba a escuchar un murmullo, como el agua de una cascada que se hacía cada vez más fuerte, pero a medida que el sonido crecía en volumen empezaba a sentir algo más, una voz que cantaba, era una voz masculina preciosa y clara, que con voz anhelante rogaba “deseo verla, luchar a su lado una vez más, permítemelo , por favor permítemelo” . En su pecho Alice sintió una punzada por un segundo, ahora sabía qué hacer. Con los ojos aun cerrados empezó a caminar con decisión en medio de las montañas de cosas que plagaban en piso de la tienda, no tropezó ni una sola vez mientras se dirigía a la cortina de seda. Kain la observaba confundido y el anciano con indiferencia, al haberla pasado ella no lo noto pero se encontró de repente en una verde pradera donde las aves cantaban, pero no había ni una flor en aquel recinto. Ella camino decidida y lentamente hacia un arroyo y con ceremonia se arrodillo ante él, entonces estiro sus brazos con ceremonia y de las cristalinas aguas saco una espada como la que llevaba en su cinturón pero de funda blanca y doradas flores en ella. Cuando la tuvo en sus manos Alice abrió sus ojos y contemplo la hermosa arma. Alice había sido encontrada.

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