
Alice habido sus ojos y contemplo la hermosa pieza que tenía
ante sus ojos. Era sin duda obra de algún armero experimentado y sabio, una
hermosa espada, a la vez delicada y mortífera. Tomo su primera espada y puso
una junto a la otro y por un segundo creyó sentir que ellas le agradecían, pudo
sentir una inmensa aura de felicidad emanando desde las espadas.
Las preguntas inundaron la cabeza de la chica en ese
momento, pero fue entonces cuando se dio cuenta que ya no estaba en la tienda.
Se encontraba en una pradera de pastos altos e inmensamente verdes y frente a
un arroyo de pureza inexplicable, y aunque no había ni una flor a la vista el
aire se encontraba impregnado con el olor de la manzanilla.
-
Kain! – grito sin desesperación la princesa –
kain!! Estas ahí? Ya fui encontrada kain
-
Princesa –se escuchó una voz a lo lejos –
enseguida voy .
Entonces en medio del aire Alice vio como parecía correrse
una cortina y vio aparecer a kain en medio de la pradera, como si una puerta de
solo dos dimensiones apareciera en medio de la pradera que lucía interminable,
detrás de él se podía ver la polvorosa tienda como si fuese parte de otra
dimensión.
-
Alice ven, ya debemos irnos – dijo kain
apremiante sin moverse del portal, como si temiera pisar esa extraña dimensión
– la junta es en solo media hora
-
Media hora? – contesto ella exaltada,
súbitamente consiente del tiempo
Ella tomo entonces las espadas y apretándolas juntas en su
cinturón y empezó a correr hacia el portal, y a medida que ella se alejaba del agua
la pradera se desvanecía en el aire, se volvía polvo a cada paso que Alice
daba, y en cuanto cruzo la fina cortina de seda todo, incluido la cortina desapareció.
-
Que fue lo que paso? – dijo ella sorprendida
-
Eso mismo me pregunto – dijo kain igualmente
sorprendido
-
Esa pradera no era real – dijo con indiferencia
el anciano mientras se ponía en pie – era una pseudo dimensión creada por el
espíritu de la espada, solo quien debiera
ser encontrada podría cruzar esa cortina, ahora que la sacaste de allí
se ha deshecho – tras una pausa el anciano parece abrir una puerta bajo el escaparate
desdé donde se puede ver una escalera. – parece que tenías razón muchacho, ella
tenía que ser encontrada – entonces el maestro entra por la puerta y mientras
baja las escaleras y cuando esta se cierra
el cuadrado que demarca las líneas de la puerta empieza a desaparecer
lentamente.
Mientras todo eso sucedía los dos
jóvenes observaban asombrados y permanecieron así unos segundos hasta que como
si un rayo pasara por sus mentes al mismo tiempo se miraron y conscientes de lo
tarde que era empezaron a correr hacia la mansión.
-
Jajaja eso fue impresionante – dijo kain con
estridente voz – verdad que si princesa
-
Claro que si – contesto ella riendo – aun no
puedo creer que exista un anciano como el en este mundo, o una tienda así.
-
Yo hablo de la forma como de repente caminaste
tan llena de seguridad hacia ese portal, eres increíble en realidad.
-
No en realidad – empieza a hablar Alice – yo no
hice nada, fueron las voces.
-
Voces? – dice el incrédulo
-
Las voces de las espadas, se llamaban
mutuamente, eso fue lo que me guio, de lo contrario nunca hubiera podido
encontrarla, después de todo no era yo la que buscaba sino ella a mí.
-
Ya veo – dijo deteniéndose lentamente, habían
llegado al fin a la mansión – debemos apresurarnos, hoy es el día de tu junta
definitiva con los líderes.
Alice suspiro hondamente cerrando
los ojos y finalmente exclamo “sí, estoy lista”
Entraron en la hermosa casa y se
dirigieron al portal, y mientras lo cruzaban millones de pensamientos sobre los momentos que le
esperaban inundaron la cabeza de la nerviosa princesa. Temor, nerviosismo; de
esta junta dependía su futuro y el futuro de cliow, debía ser firme y precisa, no mostrar duda
alguna pasara lo que pasara y aunque yuki ya no estuviese allí para animarla
ella debía continuar.
Finalmente llegaron al final del
oscuro túnel que conectaba a los dos portales, no habían sido más que unos
pasos para ella sentían como si hubiese cadmiado varios kilómetros. Al abrir la
puerta se encontraba torr, afable y feliz de ver a la princesa como de
costumbre, para Alice él era el único rostro amable que la esperaba al cruzar
esa poeta. Respirando hondo dio el paso definitivo y entro con paso firme a la
fortaleza de serpiente, saludando con un benevolente gesto al gran hombre que atendía
la entrada; siguió, guiada por su memoria a la sala de conferencias, donde al
igual que la primera vez, encontró a los guardianes de las ciudades sagradas en
sus gigantescos tronos de madera. Kain caminaba sin expresión alguna detrás de
ella, igual que yuki, pero estaba claro que su autoridad como rey del desierto
le daba un estatus ciertamente más intimidante a los ojos de los guardianes.
-
Buenas tardes caballeros – dijo la princesa al
cruzar el umbral
-
Vaya, princesa veo que hoy vienes
particularmente armada, a que se debe? – pregunto con voz burlona fang li ren,
mientras bebía, al igual que la última vez un té de aroma floral
-
No vengo particularmente armada, si puedo
aclarar, conde fang li, he aprendido que si deseo hacer segura a una nación
debo estar segura por mi cuenta primero.
-
Interesante respuesta – dijo entonces nebel köd
mientras acariciaba su larga barba blanca – por favor toma asiento princesa, te
esperábamos para que d´ravn nos diera su reporte respecto a ti
Alice se sentó en el gigantesco
trono sin talaje, y espero, las palabras de ese huraño hombre definirían su
futuro desde este punto. No era
agradable o amable, y había mostrado crueldad en la segunda prueba de Alice,
pero aun así ella estaba convencida que si se trataba de uno de los hombres de
confianza de su padre, en efecto debía ser justo y confiable en algún punto de
su corazón.
-
La princesa es muy inexperta – dijo tajante el
general
Tras estas palabras ella sintió como si todo el mundo se
derrumbara a su alrededor, pero con un leve suspiro apenas perceptible logro
mantener la calma y frialdad ante sus examinadores. En ese momento solo pudo
pensar en que aria a partir de ese momento, había fallado, según el criterio de
d´ravn por lo creía, debía elegir otro camino, pero junto cuando empezaba a
considerar sus otras opciones el
prosiguió.
-
Es inexperta, pero tiene potencial. Es frágil
por naturaleza, pero su espíritu tiene temple, con el entrenamiento adecuado le
permitiría comandar a algunas mis tropas.
Esas últimas palabras sonaron
como un sueño para la princesa, tras darlo todo por perdido un segundo antes
todo parecía rehacerse mágicamente. Ahora su mayor preocupación debía ser
mantener la compostura pese a la inmensa alegría que la invadía en su interior.
Apretó ligeramente sus puños para tomar
la fuerza que necesitaba para poder hablar.
-
Agradezco sus palabras, general – dijo ella con
calma magistral
-
Aún nos queda un asunto por discutir – dijo entonces
charles saliendo de su mutismo – si es un hecho que ella necesita experiencia ¿
cómo la obtendrá sin poner en riesgo a la resistencia? – las palabras de charles
eran las más peligrosas según la perspectiva de Alice, pues tras el incidente
en su oficina tras la primera junta el tenía motivos para tener resentimiento
hacia ella.
-
Creo que puede ser entrenada – interrumpió entonces
el consejero Köd – hasta ahora, según parece ha mostrado un progreso
impactante, creo que tenemos en nuestras manos a un diamante militar en bruto;
pero aun debemos decidir quien la entrenara.
-
Yo la entrenare- dijo tajante el general d’ravn
mientras se levantaba de su silla – si no hay más temas que discutir tengo
asuntos urgentes que atender
-
En efecto creo que esta junta ha terminado –
dijo li ren imitándolo –el objetivo de esta junta era decidir si darle una
oportunidad a la princesa, y por mi parte ella tiene mi aprobación, su opinión será
valiosa de ahora en adelante.
-
También tiene mi aprobación – dijo en anciano
nebel köd mientras sonreía – será maravilloso tener la opinión de alguien más
en esta mesa.
-
En ese caso gana por unanimidad princesa – dijo charles
poniéndose en pie
Todo había pasado tan rápido que Alice
solo había tinado a esbozar una elegante sonrisa mientras decía con humildad “gracias”
a los ancianos que se retiraban de la sala, ella lo había logrado, al menos
hasta ahora había construido su propio camino. No se trataba de más que unos
pocos pasos, pero eran los primeros pasos.
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